domingo, 7 de octubre de 2012

Puedes con ello. Lo sé.

Tú, aquel hombre que acariciaba mi melena con tanta dulzura, y me llevaba en bici hasta la guardería, parando en la heladería para siempre cogerme a mi un helado aunque eso significara no tomarte tú la cerveza.
Tú, aquella persona que me cogía en brazos y contestaba con tacto y paciencia a todas las preguntas que esta pequeña y momentánea escritora te hacía.
Tú, la persona en cuyos brazos me refugiaba de todos y cada uno delos monstruos que se escondían en el armario, bajo la cama o en la oscuridad de mi cuarto, convirtiéndolos en teatro de sombras chinas sobre la pared antes de irme a dormir.
Tú, que has hecho crecer en mí el amor hacía los buenos libros, la música, el dibujo...
Tú, uno de los hombres más grandes que ha existido, existe y existirá en mi vida. Siempre bromeando, siempre fuerte, siempre alegre. Siempre a mi lado...
Tú, que ahora tienes que ser fuerte y salir hacía delante. Tienes que entrar por esa maldita puerta de quirófano y una vez ahí dentro volver a nacer, porque no puedes fallarme. ¿Lo sabes, no? No puedes dejarme sola. Y aunque quede mucho hasta entonces, quiero que estés en primera fila el día que lleve el vestido de novia, y todavía tienes que jugar con tus bisnietos. Me lo prometiste...
Tienes que ser fuerte abuelo, por mi, por ti, por todos nosotros. Porque te necesitamos.
Puedes con ello. Lo sé. ¡Tienes que poder!