lunes, 24 de septiembre de 2012

Jamás enviada.

13.07.2012

Hace dos semanas estas líneas empezaban con un “ Esta será la última carta que vaya dirigida a ti…” pero conforme van pasando los días me doy cuenta de que no es así. Creo que he escrito y borrado esto unas seis veces, intentando encontrar las palabras adecuadas pero nunca serán lo suficiente para reflejar lo que realmente quiero decir.  Habría preferido borrarme de tu vida, dejar de cargarte la cabeza a 3000 km de distancia, dejar de atosigarte con estos sentimientos que muchas veces me ahogan, dejar de refugiarme en ti y buscar la calma y la tranquilidad en tus ojos, en tu sonrisa;  pero soy demasiado egoísta y no puedo ni quiero alejarme, a pesar de todo y de todos. A pesar de que ahora mismo esté aislada del mundo exterior. ¿Sabes como está siendo esto?  Digamos que es una contraposición. Me siento sola y abandonada estando rodeada de muchísimas personas. Personas que ríen, que me abrazan y que se alegran de verme. También me alegro de volver a estar junto a ellas, pero es una sonrisa efímera, es una alegría momentánea porque cuando todas ellas se van me veo sola, en una incómoda y antigua cama de matrimonio que no es la mía, en una habitación en la que sí, he crecido, pero no está llena de mis cosas, de mis dibujos, de mis recuerdos, de mi vida entera. Por las noches me encojo en un rincón del gigante colchón y los recuerdos me abruman, pero finalmente logro dormirme. Mis sueños tampoco ayudan.  Estoy sola ante esto. Estoy sola y tengo miedo, me siento vencida. No voy a poder. No sé donde he dejado el optimismo y las ganas de sonreír, creo que lo he perdido por el camino  porque por más que lo busque no está. Mi única puerta de escape son los libros. Esta mañana he empezado uno de 300 páginas, me quedan menos de 100 para acabarlo, con un poco de suerte esta noche sabré el desenlace de la historia, pero estoy tranquila porque tengo cola de libros que me quedan por leer… El amor en tiempos de cólera creo que lo dejaré para el final, pero por más que quiera leerlo me veo incapaz de hacerlo. Es abrirlo, leer la dedicatoria y … no puedo.
Repelo a las personas, no puedo estar en el mismo cuarto con nadie. Debe ser la bendita “autodefensa”. No sé que pasará. Ahora mismo estoy escuchando estopa y me recuerda tantísimo a ti… ni te lo imaginas.
De momento mi vida se desmorona y se construye aleatoriamente, estoy ante dos caminos que elegiré guiada por la fuerza del destino y ambos serán duros. Si todas las legalizaciones de papeleo, títulos y notas las podemos acabar dentro del plazo y me da tiempo de hacer los exámenes, los apruebo y me quedo, creceré más que nunca. Mis padres en dos semanas vuelven a España. Me tocará a mi arreglármelas. Sola, como siempre. Pero la ciudad me ha gustado, la universidad tiene buena pinta y la vida de estudiante me atrae. Sacaré fuerzas de donde no las haya si hace falta y haré frente a todo. Espero ser capaz. “Resiste y lucha por tus sueños” me dijeron. Trataré de lograrlo.
En el caso de que todo este agobio, dinero gastado y papeleo sea en vano,  porque no me da tiempo o porque no apruebe los exámenes, tendré que volver a España. Un año sabático. Me mata la idea de malgastar un año entero sin hacer absolutamente nada, pero por otro lado me muero de ganas de llegar a Binéfar, llamar a mis amigos y decirles: ¿Cuáles son los planes para esta tarde? ¿Quedamos como siempre, a las 5 en colores? Pero si vuelvo, todos vosotros seguiréis con vuestras vidas, con vuestra rutina, lucharéis por algo, por una meta, querréis llegar a un fin. Algunos desearéis aprobar segundo de bachiller en condiciones, otros se irán  Barcelona en busca de nuevos amores, nuevos amigos, otros estarán en la EMBA, en Zaragoza… destinos diferentes, caminos separados. Mientras yo estaré sentada en cualquier escalón, viéndoos pasar, alegrándome por vosotros pero hundiéndome en la quietud de mi vida.
Muchas veces me pregunto ¿Si esta mierda vida no me hubiese obligado a marcharme y dejarlo todo atrás, qué habría pasado? ¿Habríamos tenido tardes en cualquier portal? No sé, nervios delante del espejo preguntándome ¿Qué me pongo? Horas y horas tratando de peinarme y finalmente darme por vencida porque es imposible verme bien estando a minutos de verte. ¿Noches mirando las estrellas?¿Sonrisas? ¿Abrazos? ¿Besos? ¿Algo más?  Es complicado, pero “nunca es lo que pudo haber sido”.
Prometo evitar estos textos. Te prometo intentar no refugiarme más en ti. Sólo necesitaba sentirte cerca unos cuantos minutos, pensar que mientras leas este tocho puedas echarme sólo un poquito de menos. Pensar en que todo te va genial, que sonríes, que eres feliz… porque ése es mi genio de la lámpara.
¿Lo ves? A pesar de la distancia te sigo dando la tabarra! Creo que no te librarás de mi tan fácilmente! Y ya sabes, si te cansas, mándame a la mierda y solucionado ;)! Te echo de menos… 
Quizás no debería decirte esto ahora, pero igualmente lo hago: Te quiero.
PD: te gustaría mucho Rumanía, aquí se puede ir sin camiseta por la calle y no te ponen multa!
PD2: SONRÍE

domingo, 23 de septiembre de 2012

Sólo a veces.

Nuestros caminos se fueron separando. Nuestros corazones ya no seguían el mismo ritmo y nuestros bolígrafos ya no escribían textos empapados de sentimientos a modo de dedicatoria con firma incluida. Sólo vivíamos; cada uno nuestra nueva vida, cada uno nuestra nueva rutina, olvidándonos completamente de aquel vínculo que alguna vez nos unió. Dejando de lado la amistad ; escondiendo bajo la cama cualquier rastro de cariño.
Le echo de menos. Sólo a veces...

jueves, 20 de septiembre de 2012

Plastidecores.

Me dedico a robar sonrisas y esconderlas dentro de mi imaginación,para así poder crear una telaraña de dibujos que fabriquen todavía más sonrisas.Camino por la vida dando pasos firmes, sin olvidar nunca los plastidecores, con los que pinto infinitos sueños.Cojo el libro de mi vida con las páginas sin numerar; sé donde está el principio, pero no puedo imaginar siquiera por donde queda el final. ¿Qué más da? Hoy es hoy. Siempre llevo en mi bolsillo bolígrafos de todos los colores, para poder escribir con el color que quiera, mi propia historia, a mi manera. Guiño el ojo derecho y sigo adelante, porque en verdad nunca he visto a nadie seguir para atrás.¿Que me caigo? Me vuelvo a levantar.Llorar. ¿Por qué no?Los tópicos no me gustan, siempre busco algo nuevo, siempre trato de dar a luz nuevas ideas que deje al mundo boquiabierto, pero no para impresionar, ¡nah! Lo hago para aprender y enseñar.La envidia no es mi estilo, y menos el llamar mucho la atención; paseo por la vida como un camaleón, cambiante a mi manera. No me importa lo que digan, no me importa lo que opinen sobre mi sendero y mi modo de recorrerlo; mi sonrisa es mi valiosa bandera.


martes, 11 de septiembre de 2012

Mi vida junto a ti (II)

A pesar de todas las lágrimas derramadas, de tener quebrado el aparentemente intacto corazón, todavía imagino mi vida junto a ti.
Creo una historia que es capaz de caracterizarnos a ambos, pero que en realidad es tan improbable e incierta, que la contraposición me absorbe, invitándome, a veces contra mi voluntad, a adentrarme en un estado "soñando despierta".
Tras una cortina de dudas abro los ojos y veo tu rostro. Tus ojos están cerrados y en tu cara se esboza una plácida sonrisa. Estás soñando. Te despierto socorrida por los suaves roces de mis labios sobre tu dormido y particularmente atractivo rostro. Abres los ojos desconcertado, parpadeas e intensificas tu mirada hasta tal punto de vencer mi resistencia por propia rendición. Me dejo llevar. Tú me cuidarás.

Noches principalmente inocentes en la orilla del mar, bajo el cielo sumamente estrellado, junto a una botella de vino a punto de acabarse, se vuelven feroces y peligrosas antes de llegar al edén.
Tú, yo y nuestra locura.
Tú, yo y nuestra complicidad.
Tú, yo y la luna.
Tú, yo y nadie más.

Tardes en el campo, mientras yo me dedico a dibujar y emborronar el papel varias veces antes de que realmente lo que hay en él me convenza, tú prefieres disfrutar del leve sol que anuncia la llegada del verano. Es fin de semana, domingo concretamente. Una tarde de domingo que no se vuelve absurda a tu lado.

Desaliento por tu parte. Las ideas no hacen más que colapsarse en tu mente, dando lugar a un estado de confusión, insomnio y ojeras preocupantes. Te llevas las manos a la cabeza, son las cuatro de la mañana. Suspiras, resoplas, das mil vueltas. Nada. Sales al jardín. Apagas y enciendes las luces y piensas que el cuarto café ayudará a que tu inspiración aumente. Nada. Yo, a pesar del cansancio bajo de la cama. No puedo dormir, me preocupas. Cruzo el umbral de la puerta colocándome bien el pijama y en mi cara se dibuja una sonrisa de comprensión. Me miras a modo de disculpa pero un grito de desesperación, de ayuda, brilla en tus ojos. Te beso la mejilla, la frente, la nariz... tú me abrazas sentándome en tu regazo y pronuncias con resignación, pesar y asco hacía ti mismo "No puedo..." Vuelvo a sonreír posando mis manos a ambos lados de tu cara cansada y te susurro "Claro que podemos, intentémoslo".

lunes, 3 de septiembre de 2012

Me equivoqué.

Ríos de sangre, lágrimas agrias. Mi corazón es como la pólvora mojada; ya no sirve para nada.
Me he aprovechado de él. Lo he puesto a prueba demsiadas veces y me equivoqué pensando que mi paciencia era infinita y mi alma era de hierro.
Me equivoqué.

.

Desearía de todo corazón poder odiarte; canalizar esta rabia que siento en actos destructivos que me lleven al masoquismo. Desearía no volver a saber nada de ti, no escuchar tu nombre allá donde vaya, no encontrar cierto parecido en las voces que resuenan en mis tímpanos y se clavan en mi alma.
Desearía no sentir nada, ninguna clase de snetimientos hacía tí; que no seas nadie en mi vida, que no influyas en ella.
Poder ver una foto tuya libremente, sin sentir ese dolor retorcido y perverso en el estómago.
Desearía no necesitar hablarte, que esto fuera más fácil.
Desearía olvidarte, que no me duela, que esto acabe.
Te deseo lo mejor. Sólo espero que cuando al fin madures y crezcas te des cuenta de todo lo que ahora no quieres enfrentar y que en resumidas cuentas no es tan terrible como crees.

domingo, 2 de septiembre de 2012

¿Cómo debo actuar? No lo sé...

Paras en seco y miras a tu alrededor. Te dejas las cuerdas vocales en un grito de socorro, pides al mundo que pare ese ritmo tan enloquecido que lleva, porque esta velocidad no está en tu manual de instrucciones que tienes sobre la vida.
Todo gira, todo te da vueltas y mil preguntas fugaces hacen mella en tu mente.
Lo que ayer parecía urgente, hoy se ha vuelto insignificante.
Aquellas personas a las que tanto necesitabas en el pasado se han vuelto un recuerdo efímero y frágil ante el paso de los días grises y faltos de su compañía. Y te preguntas ¿Qué hago aquí? ¿Por qué estoy sólo? ¿Qué he hecho yo para merecerme todo esto? ¿Hay alguien ahí?
Te preguntas si ese corazón, que antes latía a son del tuyo, está habitado por sentimientos; si aquella actitud fría esconde algún pesar; si la mirada muy víva y aparentemente feliz, agoniza de dolor.
Te preguntas, ¿Qué sigue? ¿Merece la pena el sacrificio?
Y cada mañana te despiertas cara a cara con la soledad, la cruel realidad, el mundo inundado de falsedad, envidia, celos y rencor. Hipocresía...
¿Cómo debo actuar? No lo sé.
Y cada día miras hacía tu futuro, borroso e incierto. Ignoras el presente. Sobrevives y te preguntan:
¿Cómo estás? y tú contestas: Bien, sigo respirando.
Y te resignas a arrastrarte hora tras hora, cumpliendo con tu rutina, ocultado tus sentimientos y fingiendo una sonrisa.
¿Dolor? Nah! Todo es psicológico...