Hace dos semanas estas líneas empezaban con un “ Esta será la última carta que vaya dirigida a ti…” pero conforme van pasando los días me doy cuenta de que no es así. Creo que he escrito y borrado esto unas seis veces, intentando encontrar las palabras adecuadas pero nunca serán lo suficiente para reflejar lo que realmente quiero decir. Habría preferido borrarme de tu vida, dejar de cargarte la cabeza a 3000 km de distancia, dejar de atosigarte con estos sentimientos que muchas veces me ahogan, dejar de refugiarme en ti y buscar la calma y la tranquilidad en tus ojos, en tu sonrisa; pero soy demasiado egoísta y no puedo ni quiero alejarme, a pesar de todo y de todos. A pesar de que ahora mismo esté aislada del mundo exterior. ¿Sabes como está siendo esto? Digamos que es una contraposición. Me siento sola y abandonada estando rodeada de muchísimas personas. Personas que ríen, que me abrazan y que se alegran de verme. También me alegro de volver a estar junto a ellas, pero es una sonrisa efímera, es una alegría momentánea porque cuando todas ellas se van me veo sola, en una incómoda y antigua cama de matrimonio que no es la mía, en una habitación en la que sí, he crecido, pero no está llena de mis cosas, de mis dibujos, de mis recuerdos, de mi vida entera. Por las noches me encojo en un rincón del gigante colchón y los recuerdos me abruman, pero finalmente logro dormirme. Mis sueños tampoco ayudan. Estoy sola ante esto. Estoy sola y tengo miedo, me siento vencida. No voy a poder. No sé donde he dejado el optimismo y las ganas de sonreír, creo que lo he perdido por el camino porque por más que lo busque no está. Mi única puerta de escape son los libros. Esta mañana he empezado uno de 300 páginas, me quedan menos de 100 para acabarlo, con un poco de suerte esta noche sabré el desenlace de la historia, pero estoy tranquila porque tengo cola de libros que me quedan por leer… El amor en tiempos de cólera creo que lo dejaré para el final, pero por más que quiera leerlo me veo incapaz de hacerlo. Es abrirlo, leer la dedicatoria y … no puedo.
Repelo
a las personas, no puedo estar en el mismo cuarto con nadie. Debe ser la
bendita “autodefensa”. No sé que pasará. Ahora mismo estoy escuchando estopa y
me recuerda tantísimo a ti… ni te lo imaginas.
De
momento mi vida se desmorona y se construye aleatoriamente, estoy ante dos
caminos que elegiré guiada por la fuerza del destino y ambos serán duros. Si
todas las legalizaciones de papeleo, títulos y notas las podemos acabar dentro
del plazo y me da tiempo de hacer los exámenes, los apruebo y me quedo, creceré
más que nunca. Mis padres en dos semanas vuelven a España. Me tocará a mi
arreglármelas. Sola, como siempre. Pero la ciudad me ha gustado, la universidad
tiene buena pinta y la vida de estudiante me atrae. Sacaré fuerzas de donde no
las haya si hace falta y haré frente a todo. Espero ser capaz. “Resiste y lucha
por tus sueños” me dijeron. Trataré de lograrlo.
En el
caso de que todo este agobio, dinero gastado y papeleo sea en vano, porque no me da tiempo o porque no apruebe
los exámenes, tendré que volver a España. Un año sabático. Me mata la idea de
malgastar un año entero sin hacer absolutamente nada, pero por otro lado me
muero de ganas de llegar a Binéfar, llamar a mis amigos y decirles: ¿Cuáles son
los planes para esta tarde? ¿Quedamos como siempre, a las 5 en colores? Pero si
vuelvo, todos vosotros seguiréis con vuestras vidas, con vuestra rutina,
lucharéis por algo, por una meta, querréis llegar a un fin. Algunos desearéis
aprobar segundo de bachiller en condiciones, otros se irán Barcelona en busca de nuevos amores, nuevos
amigos, otros estarán en la EMBA, en Zaragoza… destinos diferentes, caminos
separados. Mientras yo estaré sentada en cualquier escalón, viéndoos pasar,
alegrándome por vosotros pero hundiéndome en la quietud de mi vida.
Muchas veces me
pregunto ¿Si esta mierda vida no me hubiese obligado a marcharme y dejarlo todo
atrás, qué habría pasado? ¿Habríamos tenido tardes en cualquier portal? No sé,
nervios delante del espejo preguntándome ¿Qué me pongo? Horas y horas tratando
de peinarme y finalmente darme por vencida porque es imposible verme bien
estando a minutos de verte. ¿Noches mirando las estrellas?¿Sonrisas? ¿Abrazos?
¿Besos? ¿Algo más? Es complicado, pero
“nunca es lo que pudo haber sido”.
Prometo evitar estos
textos. Te prometo intentar no refugiarme más en ti. Sólo necesitaba sentirte
cerca unos cuantos minutos, pensar que mientras leas este tocho puedas echarme
sólo un poquito de menos. Pensar en que todo te va genial, que sonríes, que
eres feliz… porque ése es mi genio de la lámpara.
¿Lo ves? A pesar de
la distancia te sigo dando la tabarra! Creo que no te librarás de mi tan
fácilmente! Y ya sabes, si te cansas, mándame a la mierda y solucionado ;)! Te
echo de menos…
Quizás no debería
decirte esto ahora, pero igualmente lo hago: Te quiero.
PD: te gustaría
mucho Rumanía, aquí se puede ir sin camiseta por la calle y no te ponen multa!
PD2: SONRÍE