sábado, 11 de agosto de 2012

Reflexión.

Mientras tú me eches al olvido, y sonrías cuando otros ojos te miren. Cuando en tu mente ya no habrá ni un sólo rincón para mi y ya no necesites tener mi cuerpo cerca del tuyo, yo seguiré recordándote. Seguiré echándote de menos y esperaré todo el tiempo que haga falta en las sombra. No me asusta la oscuridad del desconsuelo, ni caminar por el filo de la locura. No me asusta la soledad. Pero les tengo pánico a los fantasmas del pasado, a los recuerdos inesperados, que llegan a mi sin ser invitados y a veces hasta se quieren quedar, pero yo los echo. Les digo que les daré lo que quieran con tal de que se vayan. Y de esta manera me quedo sin mi cordura, sin mi felicidad. Se llevan mi sonrisa, mi razón. Y me quedo vagando por las calles, cual loca despelucada, dando miedo a todo ser viviente que se cruza en mi camino.

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